No es raro caminar por Aranjuez y encontrarse con este bonito arbusto cuyas flores tienen un llamativo color amarillo. Cerro Parnaso, Jardines Históricos, algún jardín urbano, todos ellos lugares donde, desde los primeros momentos de la primavera, podemos disfrutar del espectáculo visual que nos brindan. A diferencia del Jasminum arboreum, la flor del fruticans prácticamente no tiene olor, si acaso muy débil. La planta puede llegar a alcanzar los dos metros de altura, aunque sus tallos tienden a doblarse hacia los lados, llegando en algunos casos a que sus puntas toquen el suelo. Su fruto es una baya globosa, del tamaño aproximado de un guisante, de color negro y superficie brillante.
El jazmín amarillo se muestra particularmente eficaz para el tratamiento
de neuralgias, dolores reumáticos, cefaleas, hemicráneas, etc. Por sus
virtudes sedativas y calmantes, también se emplea contra la histeria y
las convulsiones. Hace bajar las fiebres, incluso las intermitentes y
tifoideas, y alivia los dolores ciáticos y lumbares, cuando es aplicado
en frotaciones. En homeopatía está indicado para los estados de
debilidad, somnolencia, torpeza y temblor de cualquier origen, así como
para las gripes, sarampión, fiebres intermitentes, menstruaciones
dolorosas y perturbaciones nerviosas.
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