miércoles, 21 de enero de 2015

Líquenes


Como consecuencia de la coexistencia de las algas y los hongos, aparecieron los líquenes, que son seres vivos formados por la unión de un alga y un hongo viviendo en simbiosis. Es decir, los dos organismos establecen una estrecha asociación en la que ambas especies se benefician. El hongo se encarga de proteger al alga de las radiaciones directas del sol y brindarle agua y sales minerales y, el alga, a su vez, realiza la fotosíntesis y proporciona al hongo alimento ya que la nutrición de éste es heterótrofa.
De este modo, mientras los mecanismos de vida de las algas y los hongos, por separado, tienen grandes limitaciones, la unión de ambos permite a los líquenes vivir en condiciones extremas y en lugares donde difícilmente podría desarrollarse una planta. Crecen en toda clase de superficies, como corteza de árboles, suelos y rocas, aunque son muy específicos del sustrato en que se desarrollan siendo incluso distintas las especies que viven en rocas silíceas de las que viven en rocas calcáreas. La falta de competencia y la ausencia casi total de depredadores, ha compensado su lento crecimiento, les ha permitido colonizar diversos territorios en el planeta y conseguir una amplia diversificación. Son organismos que soportan temperaturas entre los 70ºC y los –20ºC y que habitan en todo tipo de medio, desde desiertos a zonas antárticas. Se estima que existen alrededor de 13500 especies diferentes en el mundo.
Los líquenes pueden pasar rápidamente a un estado de vida latente cuando las circunstancias ambientales son desfavorables. Así, en momentos de desecación por el sol o el viento, suspenden su actividad y la recobran de nuevo con la lluvia o el rocío que absorben como si fueran papel secante ya que no poseen un órgano especializado para esa función.



Fuente: http://iesbinef.educa.aragon.es/

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