El fín de semana pasado tuve la oportunidad de visitar una vez más (cuántas ya?) el Mar de Ontígola y sus alrededores. Ya, por la época en que nos encontramos, es difícil ver plantas en floración, pero en este incomparable paraje de la Reserva del Regajal aún nos quedan unas cuantas especies para poder admirar. Una de éstas es la Dittrichia viscosa, de la familia de las compuestas, muy invasora y que suele alcanzar el metro de altura.
Se trata de una especie que crece silvestre y que coloniza con mucha facilidad todo tipo de terrenos, como taludes, terraplenes, suelos pedregosos, eriales, bordes de caminos y terrenos abandonados.
Su tallo es recto, rígido y de él salen gran cantidad de hojas. Éstas son alternas, enteras, lanceoladas, con pelos y pringosas. La floración de esta planta se produce precisamente ahora, a comienzos del otoño, y sus flores, amarillas, se agrupan en forma de racimo.
La Dittrichia viscosa tiene un olor bastante desagradable y sabor amargo. El término viscosa hace referencia a la viscosidad que recubre sus hojas.
Entre sus usos terapéuticos, destacan sus propiedades cicatrizantes para curar las heridas. También se utiliza para tratar las quemaduras y para aliviar algunas enfermedades urinarias. Tiene propiedades astrigentes suaves.
felicidades amigo un saludo desde Madrid julia.
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