Nombre común o vulgar: Ipomea, Campanilla morada, Campanillas, Yedra
morada.
Pertenece a la familia de las Convolvulaceae (Convolvuláceas).
Me
encontré con esta trepadora una mañana del pasado verano. No me
costó mucho divisarla debido al intenso color violáceo de sus
pétalos.
La Ipomoea violácea es una planta de
rápido crecimiento y densa vegetación que ofrece largas y generosas
floraciones durante los meses del verano, siendo adaptable a todo
tipo de terrenos. Reaparece cada año, después del sueño invernal,
para hacer un auténtico alarde de desarrollo vegetal y llegar a
cubrir, en pocos meses, cualquier estructura o soporte por grande que
sea.
No todas las trepadoras tienen el mismo sistema de anclaje
para facilitar su ascensión. Unas utilizan los llamados zarzillos,
y otras, como la ipomea, sólo cuentan con la volubilidad de sus
tallos, que crecen en sentido espiral, para fijarse a los eventuales
soportes. Estos tallos, que llegan a alcanzar en una sola temporada
los cuatro metros de longitud, están cubiertos por numerosas hojas
de forma acorazonada provistas de tres lóbulos bien marcados.
A
partir de mayo, y hasta los primeros fríos del otoño, la ipomea se
cubre de grandes flores acampanadas de profundo color azul-morado.
Esta coloración sufre variaciones incluso a lo largo del día, y si
a eso añadimos la curiosidad de que, en pleno verano, las flores
solo permanecen abiertas hasta mediodía, nos damos cuenta de que
estamos ante una trepadora algo caprichosa y recatada.
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