El Acanto es una planta herbácea perenne que proviene de las estepas africanas y asiáticas, siendo adaptada desde la antiguedad a la zona mediterránea para su cultivo en jardines. Crece silvestre espontáneamente en las zonas de ribazos, rocas y lugares frescos. Esta planta destaca por su belleza ornamental y su alto porte, ya que alcanza fácilmente el metro y medio de altura. Durante el mes de mayo, cuando florece, es muy fácil observar a las abejas y abejorros introducirse dentro de sus flores abriéndose paso entre sus pétalos superpuestos.
En medicina el Acanto se suele utilizar como estimulante del apetito, diurético y estimulador de la bilis, usándose todas las partes de la planta.
También se le atribuyen otras virtudes como astringente, antidiarreico y expectorante.
Está indicado en diarreas, bronquitis, catarros, problemas de hígado y en uso externo en estomatitis, faringitis y vaginitis.
Entre las plantas esculpidas en monumentos románicos, uno de los más simbólicos del arte medieval, destaca el Acanto, símbolo de la inmortalidad en la antigüedad clásica. El cristianismo se fija en las pequeñas espinas de esta planta herbácea y la vincula con la maldición bíblica para simbolizar así el sufrimiento del hombre por el pecado cometido y su conciencia del mismo.
Las fotos están tomadas en el Jardín del Parterre. También se puede ver esta bella planta en varias zonas del Jardín del Príncipe y de la Isla.
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