Magnolia es un género con alrededor de 120 especies de plantas de la familia de las Magnoliáceas. Se localizan principalmente en el este de Estados Unidos, México, Centroamérica, sudeste de Asia y Sudamérica.
El género lleva el nombre de Pierre Magnol, botánico de Montpellier (Francia). La primera especie identificada de este género fue M. virginiana, encontrada por unos misioneros enviados a Norteamérica en la década de 1680. También allí se encontró M. grandiflora, ya en el siglo XVIII.
Su tronco es corto y con la corteza fisurada de color gris oscuro. Sus hojas son persistentes, alternas, coriaceas, de 10 a 20 cm. de longitud, parecidas a las de los ficus, verdes brillante por el haz y de color hierro oxidado por el envés, con el borde algo ondulado. Florece desde mediados de mayo a julio y sus flores solitarias y dispersas por el ramaje, son grandes y vistosas, de 15 a 20 centímetros de diametro, blancas y perfumadas por lo que son muy visitadas por las abejas. Su fruto, parecido a una piña, está formado por folículos carnosos que poco a poco se van separando y cayendo a tierra, quedando finalmente sólo el eje.
La magnolia es una antigua familia que evolucionó antes de que aparecieran las abejas, por lo que las flores se desarrollaron de forma que pudieran ser polinizadas por escarabajos. Como consecuencia, poseen duros carpelos para evitar su deterioro. Se han encontrado especímenes fosilizados de M. acuminata con 20 millones de años y se han podido identificar plantas pertenecientes a la familia Magnoliaceae que datan de hace 95 millones de años. Otra característica distintiva de las magnolias es la ausencia de sépalos o pétalos; en su lugar poseen tépalos, término que se acuñó para referirse a este elemento intermedio.
En el Jardín de la Isla, junto a la Fuente de Diana, se pueden admirar cuatro grandes ejemplares cuyas ramas llegan a tocar el suelo.
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