Intentando hacer unas buenas tomas de unas adormideras, en La Montaña, me topé casualmente con éste curioso insecto que guarda un gran parecido con los odonatos o libélulas e incluso con los caballitos del diablo. La verdad es que es muy difícil percatarse de su presencia, ya que suele camuflarse con los tallos y ramas de la vegetación.
Parece ser que su larva suele enterrarse en los suelos arenosos cavando un agujero en forma de embudo y dejando fuera sólo su mandíbula, de tal manera que cuando cae algún minúsculo bichillo (como por ejemplo los pulgones) los captura y, tras inyectarles un veneno paralizante, los succiona hasta desecarlos. Vamos, igualito que en las películas de "aliens".
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