domingo, 1 de mayo de 2011

Avispa (vespula vulgaris)

Los heminópteros son un subgrupo dentro de los artrópodos insectos, caracterizados por poseer alas. A su vez se subdividen en tres superfamilias, diferentes entre sí.
Por un lado están los Vespoideos (avispas y avispones) que siguen una dieta parcialmente carnívora; los Apoideos (abejas y abejorros), que optan por el vegetarianismo, aprovechando el néctar y el polen de las flores; y los Formicoideos, comúnmente denominadas hormigas, las cuales optan por una vida subterránea (difícil depredación) y hábito dietético diversificado (vegetariano-carnívoro).


La morfología de las avispas es característica y fácilmente diferenciable de las abejas.
Son todas muy parecidas entre sí, de color negro con rayas transversales amarillas y escaso vello. Viven en sociedad, construyendo nidos al aire libre o en huecos, formados por celdillas hexagonales elaboradas a base de celulosa. Siempre son colonias estacionales y no suele reutilizar los nidos. Las hembras jóvenes fecundadas abandonan el nido en otoño, pasando el invierno al abrigo, fundando cada una, una nueva colonia al llegar la primavera. El aguijón de su aparato vulnerador es liso, por lo que le es posible picar en más de una ocasión.
Las avispas defienden con enorme agresividad tanto la comida que han recolectado, especialmente la de origen animal (que no se olvide que va destinada a sus larvas, ya sean éstas hijas o hermanas), como el avispero. El intruso que ose acercarse más de la cuenta será severamente castigado por la picadura o incluso los mordiscos de la(s) propietaria(s). Cabe mencionar que todas las avispas hembras, ya sean 'reinas' u 'obreras', tienen aguijón, ya que éste no es más que el oviscapto modificado (y que ya no es usado para la puesta de huevos). Como es natural, los únicos que carecen de aguijón son los machos,  poco numerosos y sólo presentes a final del verano.



La picadura de las avispas (para la que no se conoce antídoto) resulta más o menos molesta, en función de la zona de la picadura y de la sensibilidad de la víctima. En casos de sensibilidad máxima pueden producirse choques anafilácticos, que de no tratarse rápidamente pueden llegar a ser mortales. A diferencia de lo que ocurre con la picadura de las abejas y abejorros, durante la cual el aguijón queda sujeto a la piel de la víctima humana y no se puede volver a recuperar por parte de los insectos (por lo que se desprenden de él y de la zona abdominal aneja), las avispas no dejan el aguijón clavado en la piel del individuo atacado, y son capaces de retraerlo con facilidad.
Además de picar, las avispas muerden con cierta fuerza con sus potentes mandíbulas, aunque normalmente no les da tiempo más que de clavar su aguijón. La mordedura no suele tener consecuencias.
Un ameno y agradable día en nuestra piscina, o una jornada campestre pueden desaparecer por culpa de una picadura de avispa o abeja, esta situaciones suelen producirse más en verano que es cuando los insectos multiplican su actividad y acuden atraídos por el olor y los colores fuertes, así como la presencia del agua en nuestras piscinas. Aunque en la mayor parte de las personas la manifestación de la picadura es una reacción local que se considera ordinaria o normal, cuyos síntomas son: dolor en el área afectada, enrojecimiento, picor e inflamación, hay quienes presentan reacciones que requieren atención urgente debido a que sus síntomas se alteran: mareos, urticaria, broncoespasmo, hipotensión, debilidad e incluso puede existir la pérdida de conciencia.
Bueno, pues espero que con este pequeño artículo os quede mas claro las características de estos temidos insectos y, sobre todo , que no debeis molestarlas, so pena de llevaros un buen picotazo.

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